Cuba es un país como ningún otro lugar del mundo. La Habana, su capital, es una ciudad que ha sabido mantenerse fiel a sus raíces como si estuviera congelada en el tiempo, pausada. Un lugar donde la gente se toma su tiempo para ver el atardecer, donde las calles se convierten en escenarios para que los niños jueguen y la gente baile al ritmo de sus latidos, un lugar que te envuelve en su magia nada más llegar.
Comprender el alma cubana significa recorrer sus coloridas calles. Cierre los ojos por un momento e imagine su entorno: olas rompiendo en el mar; una joven pareja bailando en un pintoresco callejón, en la Habana Vieja; guitarras y voces armonizando sobre un sincopado ritmo de tambores. Bienvenido a La Habana.